Si hay un nombre que en los últimos quince años ha sido sinónimo de gran voz, perfecta interpretación, sentimiento, Portugal y, por supuesto, fado, ese es el de Dulce Pontes.
Tras publicar su primer disco en 1992, fue seleccionada para representar a Portugal en el Festival de Eurovisión del año 1995.
Desde ese momento su mirada se volvió hacia la música tradicional de su país, en especial el fado, contribuyendo al renacimiento de este estilo a finales del siglo XX.
Se ha convertido en uno de los referentes de la cultura portuguesa, a lo que ha unido colaboraciones con artistas internacionales como Ennio Morricone, Carlos Núñez, Kepa Junkera, Andrea Bocelli, Eleftheria Arvanitaki y, sobre todos ellos, Ennio Morricone.
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